Poor Things: Amor, ciencia y revolución
El crucero en el que iban Bella y Ducan hace una parada en Alejandría. En esta escena, la protagonista descubre el sufrimiento humano; niñas y niños mueren de hambre, hombres y mujeres sufren en la miseria. Y a la gente del barco parece no extrañarles. Un golpe de realidad la atormenta y quiere bajarse a ayudar pero no puede. Por ello le roba dinero a Ducan para darlo a esa gente. Es estafada por unos guardias del barco que le dicen que no se preocupe, que ellos entregan el dinero.
En esta escena relativamente simple encontramos los puntos esenciales sobre la última parte de la película: sufrimiento, toma de consciencia, indiferencia y avaricia. Todos estos rasgos los podemos unir en una solo cuestión: política. En la primera parte Bella se encuentra con la “esencia”, con la creación, con lo que significa estar aquí. Después se pregunta por sí misma, por su identidad, busca dentro de sí. Pero en esta última parte lo que descubre es el mundo propiamente; el lugar que ocupa ella, y lo conoce a través del sufrimiento de las clases bajas.
No es de extrañar que esta parte ocurra primero en Alejandría y después en París. Alejandría tiene dos cosas que están muy arraigadas en la cultura popular; la biblioteca y el faro. Sobre la primera, la leyenda cuenta que fue incendiada por los romanos en represalia contra esa ciudad por no dejarse conquistar. Esta biblioteca llegó a albergar más de un millón de papiros, lo que la hacía la concentración de conocimiento más grande de aquel tiempo. Por otro lado, está el Faro que servía de guía para los barcos y que igualmente era el más grande de la época. Una obra arquitectónica incomparable.
No es de extrañar que Lanthimos haya elegido Alejandría como el origen de la toma de consciencia de Bella. Dicha ciudad se caracterizaba por su apuesta por la ciencia, pero estos dos elementos, la biblioteca y el faro, apuntan a su interés por transmitir dichos conocimientos; una biblioteca para que el resto pudiera acceder a ella, y un faro, para ser guía de marineros y pescadores. Además, como mencioné, el periodo de más esplendor científico coincidió con el de mayor resistencia política contra los romanos. Alejandría nos muestra las dos características esenciales del conocimiento: se comparte y es político.
El camino de Bella en la película más o menos nos lleva a la misma conclusión: no basta con entender la esencia, ni siquiera basta con conocerse a sí mismo, sino que uno tiene que tomar partido, tiene que actuar en el mundo contra su miseria. Esto la lleva a París. Lo que esta ciudad engloba es mucho más claro: amor y revolución. En el ideario popular tenemos a París como la ciudad de los enamorados, al francés como el lenguaje del amor ¿Cuántas propuestas de matrimonio habrá visto la torre Eiffel? Pero en el ideario político es una ciudad revolucionaria, origen de la izquierda actual, donde se guillotinaba a los reyes. Incluso actualmente las huelgas sindicales son pan de cada día. Lenin llega a decir que las revoluciones de Francia mostraron “la fuerza motriz de la lucha de clases”.
Bella, por problemas económicos, pero también por interés propio, se mete a la prostitución. Su libertad sexual le permite aceptar este trabajo sin complicaciones morales, pero también le impide fingir, actuar como un objeto sexual, por lo que “revoluciona” la manera de prostituirse. Bella no es una mojigata que niega el trabajo sexual a priori, pero tampoco es una interesada que lo ve como mera fuente de dinero. Quizás esta parte de la película sea la más incómoda en ese sentido; puede molestar tanto a la izquierda radical como a la moralina capitalista.
Durante el periodo donde Bella se prostituye, también comienza en la militancia comunista. Esto es claro, pero menos explícito. Cuando Duncan la busca afuera del prostíbulo, ella y su amiga se dirigen a una reunión del partido. Descubrirse a sí misma, y después descubrir la miseria del mundo, la llevan a un compromiso político. No se trata de un simple activismo, o de “valorar lo que tenemos”, sino la apuesta por un cambio radical. Ser, como dice Benedetti, militantes de la vida. Y esto se muestra muy bien en nuestra protagonista; se vuelve una mujer libre, sin ataduras moralistas, dedicada a la ciencia y con un compromiso político militante. Bella se vuelve la mayor militante de la vida: amor, conocimiento y revolución.