El Milagro de terminar la Universidad

Melecio Figueroa
3 min readDec 8, 2018

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Hace seis años terminé la universidad, y me tocó dar unas palabras por parte de mi generación de la Licenciatura en Sociología. Preparé este breve discurso a finales del 2012, y los datos que ahí ofrezco son de entonces. En aquel año no hubo quien me grabara con su celular y lo subiera a las redes sociales, pero por suerte lo guardé para la posteridad. En estos tiempos de cambio y coyuntura me pareció importante compartirlo, al menos como curiosidad.

Compañeras y compañeros, maestras y maestros, y directivos de ésta institución: les saludo en orden de importancia esta noche llena de alegría para todos nosotros. Hoy terminamos una etapa de formación en la que (se supone) adquirimos los conocimientos necesarios para llevar a cabo una vida laboral eficiente, una vida digna y sobre todo para intentar aplicar esos conocimientos en el mejoramiento de la sociedad.

Lo que nos une a todos nosotros (Psicólogo, Educólogos, Comunicólogos y Sociólogos) es que estudiamos al Ser Humano, es decir, que somos científicos sociales. Y como tales, buscamos la verdad científica. Sin embargo, la verdad que se nos presenta hoy, la verdad que significa el estar aquí más de dos centenas de alumnos, no es una verdad científica sino teológica. Es teológica, o casi teológica, pues es casi un milagro que todos nosotros estemos aquí.

Y cuando digo que es un milagro no me refiero al esfuerzo personal que cada uno pusimos para lograr una licenciatura.

Me refiero a que es casi un milagro que hayamos entrado a la universidad en un estado donde, según el INEGI, solo el 10% de los que terminan la preparatoria pueden entrar a la universidad.

Es casi un milagro que hayamos permanecido en la licenciatura en un país que, según la OCDE, es el primer lugar en deserción universitaria.

Es casi un milagro que nos graduemos en un país donde solo 4 de cada 100 alumnos que inician la primaria terminan la universidad.

Más aún, es casi un milagro que todos nosotros hayamos sobrevivido a una triste y sangrienta “guerra contra el narco” que lleva más de 80 mil muertos.

Una licenciatura hoy en día resulta un privilegio de pocos, y de nosotros va a depender que permanezca como privilegio o por el contrario se haga valer como derecho.

Compañeras y compañeros, el logro que todos nosotros obtenemos hoy es, sí, para sentirnos orgullosos, pero también para sentirse profundamente avergonzados, pero sobre todo comprometidos. Y digo comprometidos, pues de hoy en adelante está en nuestras manos que esto continúe o, por el contrario, cambie.

Hoy, compañeras y compañeros, no termina ninguna etapa, salvo la de comodidad. Nosotros como profesionistas y estudiosos de la sociedad debemos de tener un compromiso por mejorar la sociedad, por cambiar lo que haya que cambiar, para limar las asperezas, y me atrevo a decirlo con todas sus letras: tenemos el compromiso de revolucionar este mundo tan injusto.

Facultad de Ciencias Humanas, UABC

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Melecio Figueroa
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